Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
Renato Ravelo y Francisco González Rul utilizaron el mono de obsidiana para ejemplificar los problemas derivados del saqueo de sitios arqueológicos para enriquecer colecciones privadas.
Se creía que algunos individuos podían transformarse en jaguar, los nanahualtin, personas que usaban piel de jaguar y tenían dotes excepcionales para adquirir riquezas o conocimientos.
Río Bec y gran parte de los asentamientos localizados en las cercanías se apartan de lo que podría considerarse como el modelo de sitio del Clásico maya
VLa región del “colapso” es de una diversidad ambiental tal que hace improbable el que un cambio climático, de haber ocurrido en esas fechas, haya tenido un impacto parejo en toda su gran extensión