Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
Entre 1150 y 850 a.C. las sociedades aldeanas de Oaxaca muestran un incremento de la desigualdad social y un aumento en la actividad ritual; había familias que se dedicaban a actividades de artesanía especializada.
Un extraordinario conjunto de artefactos de oro y de otros materiales preciosos fue encontrado en la Tumba 7 de Monte Albán, uno de los hallazgos más espectaculares de la arqueología mexicana.
La investigación sobre el disco de mosaico de Tula proporcionó información que permitirá mejorar la planeación y la investigación para futuras excavaciones de mosaicos.
Entre el siglo VIII y la llegada de los españoles, los residentes en el sitio de Chichén Itzá, en el norte de la península de Yucatán, construyeron algunas de las pirámides más emblemáticas del mundo maya.
En los últimos tiempos se han realizado nuevas exploraciones en sitios del oriente y nororiente de Yucatán. Un ejemplo son las investigaciones recientes en el Grupo E de Yaxuná.
Durante la Colonia, los mayas se adaptaron a las nuevas circunstancias y siguieron realizando sacrificios, para conservar lo que consideraban el núcleo de su religión