El cristianismo traído por los españoles a América había convertido la condena y el combate al politeísmo en justificación de la conquista.
El capítulo XI del libro XI del Códice Florentino está dedicado a la manera de “hacer todos los colores”.
El ecúmeno es la casa de las criaturas. No así el anecúmeno, que está vedado a la sustancia densa, perceptible y mundana.
El Luchador es, sin duda, una escultura legítima y una obra maestra de la cultura olmeca.
La Piedra de Tizoc, el Cuauhxicalli de Moctezuma Ilhuicamina y la Piedra del Sol inauguraron una tradición escultórica mexica.
La tela tejida podía usarse, tal cual, como taparrabo o enredo.
Nuestro homenajeado nació para ser arqueólogo.
En 12 códices mesoamericanos, se encontró que los colores provienen de flores o insectos, principalmente.
El hilado y el tejido en el México antiguo formaban parte de la vida de la familia.
A pesar de la labor evangelizadora de los frailes españoles, la fabricación y el consiguiente culto de “ídolos” indígenas se prolongó hasta bien entrado el siglo XVII.
El recorrido tal vez desconcierte al observador cuando encuentre los fuertes contrastes a los que Naxín ha recurrido para mostrar su mundo.
Esta obra une la tradición poético- mitológica y popular de Tláloc.