Isabel Casar, Peter Schaaf, Edith Cienfuegos, Gabriela Solís y Pedro Morales
A medida que se desarrolla la tecnología se revela gran cantidad de información que contienen los huesos y dientes de restos humanos, tanto pretéritos como modernos. Por ejemplo, los análisis de isótopos estables son una herramienta poderosa usada para reconstruir la dieta, la procedencia y los patrones de migración de individuos de antiguas poblaciones.
Ángela Ejarque Gallardo, Carlos López Puértolas y Ma. Luisa Vázquez de Ágredos Pascual
El color en la antigua Mesoamérica estuvo asociado a numerosos significados culturales que permiten entender en su correcta dimensión diversas prácticas y costumbres en estas sociedades prehispánicas. El estudio de las materias colorantes de uso corporal que han sido halladas en Teopancazco aporta novedosa y valiosa información en torno al color, la ritualidad y la identidad cultural en Teotihuacan.
Estudios recientes aplicados a los objetos lapidarios de Teopancazco han permitido identificar una gran variedad de rocas y minerales de distintos orígenes, así como tres patrones tecnológicos relacionados con su filiación cultural, uno de los cuales es local y los dos restantes foráneos, que coinciden con piezas mayas y zapotecas.
Ubicado en el espacio urbano de Teotihuacan, Teopancazco permite conocer con detalle la forma en que se utilizó el recurso animal durante medio milenio, llevándonos a esquemas sorpresivos, pero propios de una entidad multiétnica como lo fue aquella majestuosa ciudad.
Es difícil interpretar todos los elementos grabados en la pieza; sabemos que representan un conjunto de signos, muchos desconocidos. Sin embargo, es posible identificar algunos de ellos.
Uno de los aspectos que distinguió a la gran urbe de Teotihuacan es que fue la primera en el Altiplano Central que estuvo totalmente recubierta con aplanados de cal y pintura mural.
Una de las características de Teotihuacan como ciudad multiétnica fue el flujo de personas, bienes manufacturados y materias primas de otras regiones. Teopancazco fue un centro de coordinación de un barrio muy activo en estos menesteres.
Los murales figurativos de Teopancazco que actualmente se conocen fueron descubiertos a fines del siglo XIX, y fueron piezas clave desde entonces en las discusiones acerca de las características de los posibles habitantes de algunos conjuntos arquitectónicos teotihuacanos y acerca del sistema de escritura que usaban. En particular, el traje de los oferentes de Teopancazco remite al océano.
La apariencia facial de algunos trabajadores de este centro de barrio de Teopancazco es sin duda el reflejo de la confluencia migratoria de diferentes regiones de Mesoamérica, observada a partir de la representación facial de cinco cráneos enterrados en este sitio.