Dentro del complejo mundo de seres serpentinos que se representaron en códices, cerámica, esculturas, relieves, tallas de madera o en diversos elementos arquitectónicos, las imágenes de serpientes de dos cabezas han llamado la atención de los especialistas dedicados al estudio de los animales mesoamericanos.
Este artículo presenta los trabajos de conservación-restauración realizados en tres de los cuatro asentamientos del corredor ecoarqueológico Paamul II: Garra de Jaguar, Ocho Balas y Las Manitas, aledaños al tramo 5 sur del Tren Maya. Se expone un panorama general de los procesos y criterios aplicados, los hallazgos registrados a partir de la intervención, así como la importancia de la colaboración interdisciplinaria.
La intensa vida ritual de la capital altiplánica no sólo se refleja en las complejas ceremonias plasmadas en el arte escultórico, sino también en las ricas ofrendas inhumadas en los principales edificios públicos. De uno de estos contextos procede un conjunto inusitado de animales marinos traídos desde las lejanas costas del Océano Pacífico. Las estrellas, junto con los corales, las almejas y los caracoles ocupan allí un lugar de privilegio.
El 15 de octubre de 1535 llegaba a la capital de la Nueva España el virrey don Antonio de Mendoza. Para entonces gobernaba en Tenochtitlan el cuauhtlatoani don Pablo Xochiquentzin (1532-1536), quien se había pasado la mayor parte del tiempo en las guerras de la Nueva Galicia. Tras su muerte, el virrey trató de restituir a los linajes legítimos en el trono de Tenochtitlan y contaba con varios candidatos: don Diego de Alvarado Huanitzin (nieto de Axayácatl), don Diego de San Francisco Tehuetzquititzin (nieto de Tizócic) y don Juan Coatlhuitzilíhuitl (nieto de Ahuítzotl).
Desde tiempos tempranos la sal fue un complemento inseparable de la agricultura y un bien de prestigio en la creación de productos de intercambio. Su acceso restringido fue causa de guerras, tributo, asentamientos y creencias religiosas.
Se publica íntegramente el acervo de las joyas de la Tumba 7 de Monte Albán, las que ahora se resguardan y exhiben en el Museo de las Culturas de Oaxaca.
A pesar de que los arqueólogos no han localizado templo alguno dedicado a la diosa, la cantidad de representaciones de Tlaltecuhtli supera por mucho a la de cualquier otra deidad.
En el México prehispánico, la variedad de técnicas utilizadas para la explotación de yacimientos salinos continentales no sólo da cuenta de las distintas fuentes explotadas, sino que constituye un reflejo de los diferentes contextos sociales y económicos en los que pudo ocurrir el proceso de apropiación y uso de este vital recurso.
Párrafo undécimo, de las abejas que hacen miel, que hay mucha diferencias dellas, y de las mariposas
Hay unos abejones en esta tierra que llaman xicotli. Hacen miel, y hacen cuevas en la tierra, donde hacen su miel. Es muy buena miel la que hacen. Pican como abejas, y lastiman, y hínchase la picadura.
Hay otra manera de abejas que llaman pipiyoli. Son menores que las ya dichas. También hacen cuevas para hacer su miel. Hacen miel muy amarilla. Es buena de comer.
Hay en esta tierra aquellos gusanos que llamamos cienpiés, ni más ni menos como los de Castilla. Pónense en la letra las facciones y condiciones destos gusanos. Hay muchos y muy buenos vocablos.
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1048-1049.
Vela, Enrique (textos y selección), “Ciempiés”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 76-79.
En este adorno sale del sol la cabeza de Quetzalcoatl, con las orejeras, nariguera, venda frontal y máscara en forma de pico de ave de la que salen colmillos de serpiente; pero, examinando por debajo de la máscara, se ven los cordones con los que estaba atada a la barba del dios.
Párrafo duodécimo, de muchas diferencias de langostas y de otros animalejos semejantes, y de los brugos
Hay muchas maneras de langostas en esta tierra. Son como las de España. Unas dellas se llaman acachapoli. Éstas son grandecillas. Dícense acachapoli, que quiere decir “langostas como saeta”, porque cuando voelan van recias y rugen como una saeta. Suélenlas comer.