Casi todas las culturas americanas practicaron alguna forma de enteogénesis, es decir, la búsqueda de Dios dentro de uno mismo mediante estados de trance provocados por sustancias alucinógenas.
La turquesa constituyó un artículo de lujo requerido por la clase dirigente de Chichén Itzá, como componente de ofrendas rituales asociadas a un simbolismo religioso, que se plasmó en los discos solares-serpentinos.
El simbolismo mítico de la vagina dentada es equiparable a una ramificación infinita de imágenes que se manifiestan simultáneamente en diversos planos combinatorios, y que remite a diferentes tiempos y sociedades.
Es probable que la obtención de oro en Mesoamérica se realizara a partir de placeres y mediante la técnica del lavado, por la dificultad que conlleva su explotación en vetas y rocas, más aún si ésta es subterránea y se carece de herramientas metálicas y explosivos.
Desde los sesenta del siglo XX, arqueólogos e investigadores de otras disciplinas hablaban de la necesidad de crear un museo en el que se expusiera la pintura mural que en ese momento descubrían por toda la ciudad de Teotihuacan.
De toda la pintura rupestre del continente americano ninguna es más espectacular y reconocida que la del estilo llamado Gran Mural, localizado en la región central de la península de Baja California.
La cultura olmeca, considerada la primera civilización mesoamericana, es conocida principalmente por su extraordinario estilo artístico, plasmado sobre todo en esculturas en piedra
Para levantar el cielo, las dos serpientes se entrelazaron e irguieron, conformando el gran árbol cósmico dual. Este árbol cósmico que une las fuerzas opuestas del cielo y de la tierra, representa también los cuatro pilares que sostienen el firmamento en las esquinas.
Para el iconógrafo una forma tiene un sólo significado ''cierto" en un tiempo dado; mientras que para los defensores del postmodernismo y la semiótica, una imagen tiene múltiples significados, según quien la mire.