Los prisioneros de las guerras rituales o guerras floridas eran conducidos al Templo Mayor y, al llegar a la parte más alta, eran tomados por los sacerdotes, quienes los colocaban sobre la piedra de sacrificios para extraerles el corazón, que ofrendaban a Huitzilopochtli.
La Villa Rica de la Vera Cruz se caracterizó por estar habitada por pobladores de diversas “calidades”, entre las cuales los miembros de las castas, negros libres y alguno que otro esclavo.