Los maestros ceramistas, pintores y constructores del México antiguo seleccionaron rocas sedimentarias usadas como materia prima, considerando probablemente las propiedades básicas de las rocas y sedimentos.
En el siglo XVI el jade era descrito como “una piedra que la muy fina dellas parece plasma de esmeraldas, que tira a verde con un color lácteo, la más verde es la mejor”.
El chile, tan característico de la cultura mexicana, es parte de nosotros, y se consigue en todos lados y cada casa que se jacte de ser mexicana tiene los suyos, ya sea frescos, secos, en polvo, en salsas, o hasta en planta.
El olor era un aspecto invasor y envolvente de la vida diaria, una fuente constante de comodidad e incomodidad, belleza y repugnancia, humor y vergüenza.
Desde el hallazgo de la ofrenda número 4 en La Venta se sabe que los mesoamericanos acostumbraban enterrar en sus centros ceremoniales conjuntos de figurillas antropomorfas formando complejas escenas.
Los fósiles son las evidencias de vida del pasado que se han conservado después de experimentar procesos fisicoquímicos que permitieron que las partes duras, la mayoría de las veces, de los organismos perduren.
Joch’ k’ahk’ es uno de los cinco ritos relacionados con el elemento ígneo, fueron identificados en segmentos de series iniciales, a los que se dio la denominación genérica de “ritos de la secuencia del fuego”.
Gracias a recientes descubrimientos en el sitio El Perú-Waka’, Guatemala, se conoce un poco más sobre el interesante papel desempeñado por las mujeres de la dinastía Kaan.
Unos meses antes de la toma de Tenochtitlan, en febrero de 1521, llegaba a México el franciscano fray Pedro Malgarejo para vender bulas de cruzada entre los conquistadores.