Huitzilopochtli fue el dios patrón de los aztecas, el pueblo que salió de Aztlan para fundar Tenochtitlan, momento a partir del cual, los aztecas abandonaron su antiguo apelativo para tomar el de tenochcas o mexicas-tenochcas, de acuerdo con su nuevo lugar de asentamiento.
María Castañeda de la Paz, Manuel Hermann, Patricia Ledesma
Las fuentes históricas tenochcas son discordantes en cuanto a la fecha de la fundación de Tenochtitlan, lo cual en muchas ocasiones tiene que ver con la yuxtaposición de documentos en una misma obra, que funden varias tradiciones. No obstante, en su mayoría concuerdan al decir que Tenochtitlan se fundó en el año 2 casa (ome calli).
Patricia Ledesma Bouchan y Manuel A. Hermann Lejarazu
La salida de Aztlan, el largo viaje que duró siglos y la épica fundacional que llevó al establecimiento de la ciudad de Tenochtitlan durante el primer cuarto del siglo xiv (ca. 1325), son parte neurálgica del gran relato que trasmitieron los mexicas a los pueblos que cayeron bajo su dominio.
La investigación arqueológica en el barrio tlatelolca de Tolquechiuca, motivada por la construcción de un edificio en la colonia Guerrero, Ciudad de México, revelo la existencia de una aldea lacustre de filiación teotihuacana fechada entre 450-650 d.C., que evidencia vínculos culturales y económicos con otros asentamientos en el área antes de la llegada mexica.
Alrededor del tema de la migración mexica existen varios códices o documentos pictográficos cuyo relato también se ha registrado en fuentes alfabéticas, algunas anónimas, escritas en náhuatl o en español. No obstante, no hay un documento igual a otro, sino diferentes versiones de un mismo tema.
El 15 de octubre de 1535 llegaba a la capital de la Nueva España el virrey don Antonio de Mendoza. Para entonces gobernaba en Tenochtitlan el cuauhtlatoani don Pablo Xochiquentzin (1532-1536), quien se había pasado la mayor parte del tiempo en las guerras de la Nueva Galicia. Tras su muerte, el virrey trató de restituir a los linajes legítimos en el trono de Tenochtitlan y contaba con varios candidatos: don Diego de Alvarado Huanitzin (nieto de Axayácatl), don Diego de San Francisco Tehuetzquititzin (nieto de Tizócic) y don Juan Coatlhuitzilíhuitl (nieto de Ahuítzotl).
Desde tiempos tempranos la sal fue un complemento inseparable de la agricultura y un bien de prestigio en la creación de productos de intercambio. Su acceso restringido fue causa de guerras, tributo, asentamientos y creencias religiosas.
Se publica íntegramente el acervo de las joyas de la Tumba 7 de Monte Albán, las que ahora se resguardan y exhiben en el Museo de las Culturas de Oaxaca.
A pesar de que los arqueólogos no han localizado templo alguno dedicado a la diosa, la cantidad de representaciones de Tlaltecuhtli supera por mucho a la de cualquier otra deidad.
En el México prehispánico, la variedad de técnicas utilizadas para la explotación de yacimientos salinos continentales no sólo da cuenta de las distintas fuentes explotadas, sino que constituye un reflejo de los diferentes contextos sociales y económicos en los que pudo ocurrir el proceso de apropiación y uso de este vital recurso.
Párrafo undécimo, de las abejas que hacen miel, que hay mucha diferencias dellas, y de las mariposas
Hay unos abejones en esta tierra que llaman xicotli. Hacen miel, y hacen cuevas en la tierra, donde hacen su miel. Es muy buena miel la que hacen. Pican como abejas, y lastiman, y hínchase la picadura.
Hay otra manera de abejas que llaman pipiyoli. Son menores que las ya dichas. También hacen cuevas para hacer su miel. Hacen miel muy amarilla. Es buena de comer.
Hay en esta tierra aquellos gusanos que llamamos cienpiés, ni más ni menos como los de Castilla. Pónense en la letra las facciones y condiciones destos gusanos. Hay muchos y muy buenos vocablos.
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1048-1049.
Vela, Enrique (textos y selección), “Ciempiés”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 76-79.
En este adorno sale del sol la cabeza de Quetzalcoatl, con las orejeras, nariguera, venda frontal y máscara en forma de pico de ave de la que salen colmillos de serpiente; pero, examinando por debajo de la máscara, se ven los cordones con los que estaba atada a la barba del dios.
Párrafo duodécimo, de muchas diferencias de langostas y de otros animalejos semejantes, y de los brugos
Hay muchas maneras de langostas en esta tierra. Son como las de España. Unas dellas se llaman acachapoli. Éstas son grandecillas. Dícense acachapoli, que quiere decir “langostas como saeta”, porque cuando voelan van recias y rugen como una saeta. Suélenlas comer.