Han pasado ya 95 años desde la primera intervención arqueológica en Cuicuilco, cuyos trabajos aportaron información relacionada con la naturaleza del montículo conocido en ese momento como San Cuicuilco.
En cuestión de sucesión, ese pacto incluía que los destinados a suceder a ambos en el gobierno de la ciudad no iban a ser sus respectivos hijos sino sus nietos.
Es un sitio arqueológico muy poco conocido, cubierto en la mayor parte de su superficie por los flujos de lava basáltica asociados al volcán Xitle, que formaron el Pedregal de San Ángel o de Tlalpan.
El Proyecto Cuicuilco fue el segundo realizado directamente por la ENAH, en un momento en que se discutía el derecho de la escuela a tener proyectos propios.