En Izapa además de una abundante arquitectura pública, hay un numeroso conjunto de esculturas que marcan el inicio de la tradición del complejo estela-altar, antecesor del que fue común entre los mayas del Clásico.
Se trata de una de las tradiciones más distintivas y originales del área mesoamericana. Se caracteriza por las pequeñas esculturas portátiles cuya característica más notable es la esquematización de los rasgos.
Entre 700 y 900 d.C la ausencia de un centro hegemónico permitió el surgimiento de culturas con rasgos distintivos en una sola región y en una misma época, que ocuparon los espacios políticos y comerciales.