Tanto los nahuas como los mayas utilizaban una fórmula abreviada para los fechamientos, pues ordinariamente no se mencionaban en forma completa todos los elementos que intervenían en una fecha.
El calendario mesoamericano más antiguo es el de 260 días. Como todos los pueblos de la región usaron este calendario, se le considera uno de los rasgos culturales que definen las fronteras de Mesoamérica.
Los mesoamericanos utilizaron un calendario que corresponde al ciclo solar de 365 días. Constaba de 18 “meses” de 20 días (360 días) y de cinco días adicionales.
Se requería el transcurso de 18 980 días nominales, equivalentes a un “siglo” de 52 años, para que se agotaran todas las posiciones posibles de un día cualquiera del tonalpohualli dentro del xiuhpohualli, y viceversa.
Todos los pueblos de Mesoamérica tuvieron sistemas de numeración vigesimales. Este sistema se basa en múltiplos de 20, a diferencia del sistema decimal nuestro, basado en múltiplos de 10.
La amplia difusión de los calendarios con características y estructura semejantes –desde los pueblos del norte de México hasta Honduras, con diferentes lenguas– nos hace pensar que estos calendarios son muy antiguos.
Uno de los propósitos del calendario de 260 días era proporcionar nombres para los niños. Los zapotecos, mixtecos y mexicas acostumbraban nombrar a los niños según el día de su nacimiento.
Las fuentes del siglo XVI señalan la gran influencia que ejercía la combinación de nombres y números de los días del calendario de 260 días en la vida de nobles y plebeyos de toda Mesoamérica.
"Usan también las mujeres teñir los cabellos con lodo prieto, o con una yerba verde que se llama xiuhquílitl por hacer relucientes los cabellos a manera de color morado ... "
El Arco de Labná formó parte de las construcciones de la plazoleta norte y del sacbé, camino, interior que comunicaba la plazoleta con el Grupo del Palacio.