Desde 1896, Tepoztlán y su templo se dieron a conocer entre los curiosos e interesados en el mundo prehispánico. Voces nacionales y extranjeras se entreveraron para lograr el acceso y sobre todo un ascenso seguro hasta su cumbre. No faltaron avatares y divergencias en cada peldaño del proyecto, de eso quiero contarles.
Los antiguos mayas de las Tierras Bajas creyeron que el mundo de los vivos y el de los ancestros y los dioses estaban unidos por caminos dotados de vida que permitían la comunicación entre las almas, su reunión durante las plegarias y la dependencia mutua para su sustento. Estos caminos conducían a las almas de los difuntos hasta el sitio del ciclo donde resucitarían y por ellos mismos las almas retomaban desde su lugar junto a los dioses hasta las entrañas de las mujeres preñada para así renacer.
Posclásico Tardío. La cantidad de grana tributada anualmente a Tenochtitlan, 65 cargas, podría haber alcanzado la cifra de unas 9 750 libras. También se obtenía por comercio, y ya procesada se vendía en los mercados en forma de “panes”.
A la llegada de los españoles, las principales zonas de cultivo de grana cochinilla eran Tlaxcala, Huejotzingo, Cholula, Tepeaca, Tecamachalco y algunas regiones de Oaxaca.
El culto a las cuevas estuvo presente en la mitología y la religión de Mesoamérica. En Teotihuacan, su significado sagrado se explica por ser lugares de nacimiento de cuerpos celestes, de dioses y de hombres; centros ceremoniales donde hombres y dioses se comunican; sitios en los que se encuentran las puertas al inframundo y se almacenan los bienes de la tierra; en suma, son lugares de la vida y de la muerte, donde se llevaron a cabo rituales relacionados con ambos eventos. Entre las diversas cuevas de Teotihuacan, la localizada en la Pirámide del Sol fue un importante espacio ceremonial que dio lugar a la construcción de la pirámide misma.
Las sociedades del Epiclásico compartieron una característica fundamental: fueron militares y competitivas; sus principios ideológicos y organizativos pueden considerarse antecedentes de las culturas que les sucedieron, la tolteca y la mexica. Xochicalco es el ejemplo más conocido de aquellas sociedades del Epiclásico y la que nos ofrece un panorama más completo de su organización política interna.