Aunque Cerro Barajas se encuentra en un área que para la época de la conquista española estaba habitada por grupos de cazadores-recolectores, muestra rasgos propios de las sociedades mesoamericanas.
K’uhul Chatahn winik, ‘persona divina de Chatahn’, es un título de tradición muy antigua: se le menciona en el norte de Petén desde el Clásico Temprano.
Los tributos intensificaron la política imperial y el poder militar, y contribuyeron tanto material como simbólicamente a conquistas y alianzas futuras.
En Mesoamérica había por lo menos tantos nombres de dioses o espíritus de la lluvia como idiomas o culturas. Tláloc, al que mejor conocemos, tenía al menos 26 advocaciones.
Sobre la caída de Teotihuacan hacia 650 d. C., sabemos que la parte central de la ciudad fue incendiada y saqueada, y que un tiempo después hubo migraciones masivas fuera de la Cuenca de México.
Las excavaciones en la Acrópolis de Kinichná y en los solares prehispánicos que se encuentran al oriente de ese gran complejo arquitectónico, permitieron fijar el lugar del primer asentamiento y sus características básicas.