Como en pocas regiones, en Guerrero se encuentra una continuidad entre las expresiones prehispánicas, las coloniales y las actuales.

El uso de la imaginería del jaguar o de sus partes anatómicas en la producción de la cultura material tiene raíces históricas muy profundas en Mesoamérica

El sitio es de gran importancia para la arqueología de Guerrero por su antigüedad, las características de su cultura material, su estilo arquitectónico.

Surgidos de la tradición pictográfica mesoamericana, durante la época colonial siguieron produciéndose códices en lo que hoy es Guerrero.

Los bultos sagrados tenían una gran importancia en la religiosidad prehispánica.

Los diversos materiales y datos asociados indican que el sitio estuvo habitado por individuos que detentaban el poder político, administrativo y religioso de una organización estatal.

La religión de los campesinos de la Mixteca nahua tlapaneca tiene un carácter marcadamente agrícola.

Lo olmeca puede considerarse como un estilo artístico que compartieron numerosos grupos étnico-lingüísticos de Mesoamérica.

La antropología de la región que abarca el actual estado de Guerrero es compleja. En el siglo XVI, la variedad de lenguas era tal que el estado se asemejaba a un rompecabezas.

Los trabajos que a partir de 2007 se han realizado en la zona arqueológica de Ixcateopan son uno de los ejemplos más sobresalientes de la arqueología en Guerrero.

En el escudo se ve un personaje con un disco solar, de cuyos pies y manos se desprenden cuchillos y de los brazos, quizá flamas o plumas.

La elaboración de los tamales tzoalli (elaborados con amaranto y maíz tostado) se da, sobre todo, en las peticiones de lluvia.

Los tamales tzoalli cumplieron en el pasado una función ritual y simbólica, ya que la masa de tzoalli permitió la elaboración de ixiptla, figuras o esculturas de las deidades, objeto de culto.

Un rasgo del Clásico Tardío que llama la atención en Guerrero es la construcción de arcos y bóvedas falsas, tipo maya.