Desde la época prehispánica existía una antigua tradición sobre la serpiente de lluvia entre diversos grupos del actual estado de Oaxaca.

Las ideas sobre el origen de la lluvia son similares en las sociedades agrícolas de Mesoamérica y el Suroeste de Estados Unidos.

Hoy en día, la Mixteca Baja es una zona aislada y notoriamente marginada, sobre todo en su parte occidental.

Desde tiempo inmemorial nueve pozos formaban en la plaza el centro de esta población.

Seis meses de labores y la remoción de 38 m cúbicos de rellenos constructivos fueron necesarios para alcanzar el lugar donde se encontraba sepultada la ofrenda dedicatoria del monolito de Tlaltecuhtli.

El sitio es de gran importancia para la arqueología de Guerrero por su antigüedad, las características de su cultura material, su estilo arquitectónico.

Los sistemas de información geográfica pueden utilizarse como una herramienta para identificar probables corredores de comunicación prehispánicos.

Desde su descubrimiento el sitio ha sido repetidas veces objeto de saqueo profesional.

Hasta inicios del siglo XVIII, no estaba permitido a los “morenos” vivir en las plaza central, donde residía la elite de la ciudad de Veracruz.

Lo que llamamos “calendario maya” representa en realidad un amplio sistema calendárico.

En el carácter exclusivo del documento y en su autoría propiamente cholulteca radica su gran valor bibliológico e interpretativo.

Pingret, personaje de carácter difícil, residió en nuestro país entre 1850 y 1855.

Los eventos mejor documentados son los nacimientos, entronizaciones, rituales de final de periodo y fallecimientos de sus gobernantes principales.

Para tratar de dilucidar el asunto se menciona tanto la versión española (Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo) como la indígena (Chimalpahin y Fernando Alvarado Tezozómoc).

Durante el último tercio del siglo de la conquista, los caciques padecieron los efectos de la crisis demográfica.