La serpiente emplumada es un símbolo recurrente en la iconografía del Centro de México.

Los mexicas llegaron a la Cuenca de México tiempo después que los pueblos chichimecas seguidores de Xólotl.

La deidad del maíz se desdobló en una serie de diosas íntimamente relacionadas con Cintéotl, el “dios mazorca”.

Con esos jades se elaboraban joyas de muchos tipos, como los chalchiuhcózcatl, brazaletes preciosos con resplandores de jades.

La capacidad de algunos individuos para transformarse en jaguar es una creencia cuya difusión rebasa los límites de Mesoamérica.

Las serpientes que Coatlicue exhibe en lugar de manos denotan de inmediato la ausencia de las mismas.

Los mexicas usaron la fe en los dioses y el ritual del sacrificio como justificación para avasallar a sus contemporáneos.

Con el primer movimiento del Sol sobre la bóveda celeste se inicia la marcha del mundo.

Hay muchas evidencias de que los aztecas pasaron años saqueando los monumentos de Tula para copiarlos y traer esculturas toltecas a Tenochtitlan y Tlatelolco.

De acuerdo con documentos antiguos, Chimalhuacán, estado de México, fue fundada por tres caciques hacia 1250 d.C.

Las piezas fueron recuperadas durante un salvamento arqueológico en el centro histórico de Cuautitlán, Estado de México, en mayo de 2016

Durante décadas, los mayas han contado a los visitantes que desde los vestigios de Tulum sale un camino invisible que pasa bajo el mar.

Las extraordinarias ruinas de Mitla, Lyobaa en zapoteco, se encuentran a 40 km de la ciudad de Oaxaca.

Los chamanes son aquellos especialistas que llevan a cabo prácticas religiosas y fungen como intermediarios entre el mundo natural y el sobrenatural.

El sahumador era conocido en la época prehispánica como tlémaitl, “manos de fuego”.