Por medio de un profundo entendimiento del entorno natural y del ciclo hidrológico, los olmecas aprovecharon de manera muy particular los recursos a su alcance.
Las condiciones ambientales costeras, incluyendo la abundancia de agua y la diversidad ecológica, ofrecían muchas ventajas que contribuyeron al extraordinario desarrollo de la civilización olmeca.
La deteriorada cabeza, a causa del sismo de 1957, del llamado Ángel de la Independencia, quedó resguardada en el Palacio Postal de la ciudad de México.
Los antiguos de esta tierra decían que los ríos todos salían a un lugar que se llama Tlalocan, que es como paraíso terrenal, y también decían que los montes que están fundados sobre él.