Como la mayoría de los dioses mesoamericanos, Tláloc puede compartir atavíos y hasta “fusionarse” con otras deidades.

La imagen del murciélago –animal que se asociaba con la oscuridad, la tierra y la muerte, y con ritos de decapitación– dio nombre a varias poblaciones y periodos calendáricos.

Los dioses de la lluvia mesoamericanos son los dioses autóctonos por excelencia y, a semejanza de Tláloc, encarnan la tierra, es decir, el territorio.

Algunas sociedades mesoamericanas concebían a sus dioses dotados de atributos tanto humanos como de diversos animales.

Ante la imposibilidad de explicar las causas que producen los más diversos fenómenos naturales, los mayas crearon un mundo imaginario formado por seres sobrenaturales.

Es probable que la sobriedad de la arquitectura yucateca obedezca a una deliberada concepción de los franciscanos para contrarresta la tendencia indígena hacia la exuberancia en la antigua arquitectura.

En este número se conmemora el hallazgo de la escultura y se abordan las repercusiones que tuvieron las investigaciones en el ámbito tanto académico como social y político.

En un medio ambiente de gran diversidad, los mayas lograron un desarrollo cultural sorprendentemente homogéneo.

Entre los resultados obtenidos de la investigación, destaca el hallazgo de una lápida monumental bajo el piso de la etapa constructiva VII, correspondiente al periodo 1502-1521.

Este dios es por excelencia el introductor del orden en el mundo de los mortales y el victorioso aniquilador del caos que existía antes de la creación de las cosas que disfrutan los humanos en la Tierra.

En este texto damos a conocer algunas de las características arquitectónicas del templo mexica dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl.

Chaahk es el responsable del rayo, la lluvia y las tormentas.

Las ideas sobre el origen de la lluvia son similares en las sociedades agrícolas de Mesoamérica y el Suroeste de Estados Unidos.

Los dioses de El Tajín se asemejan a los del Centro de México.

La ideología del Estado mexica, es decir su religión, su cosmovisión y el complejo ritual de las fiestas del calendario, se basaban también en la agricultura como el sustento básico.