Las diosas parecen compensar al ser humano sus sacrificios con el sustento.

El agrosistema chinampero sostuvo a una población de entre 117 y 200 mil personas.

Para los mesoamericanos, las conchas y los caracoles eran elementos ligados al agua y la fertilidad, y también a la  guerra y el sacrificio.

En el tonalpohualli o cuenta de 260 días se usaban 20 signos distintos, uno por cada día, y los numerales del 1 a 13.

La concha resistió las condiciones de los enterramientos, lo que no sucedió con los textiles y otros materiales perecederos. Los habitantes de Mesoamérica elaboraron complejos atavíos para sus deidades en los que plasmaron sus más finas habilidades y su devoción.

Las cenizas de los guerreros eran colocadas en una olla y enterradas en alguna habitación de la casa.

La serpiente está asociada con los poderes reproductores de la tierra y la fertilidad.

Las conchas de moluscos estuvieron asociadas en el plano simbólico con las altas esferas del universo, las deidades y el mundo sobrenatural.

La variedad de los tocados utilizados por la población de Teotihuacan.

No todas las especies de moluscos fueron igualmente apreciadas.

Durante la limpieza del cráneo se observó evidencia de exposición al calor y cortes en diferentes lugares.

Varios de los dioses del panteón mexica en realidad son variantes de otros.

En Mesoamérica, el ciclo anual fue fácilmente representado.

Tetzáhuitl es “cosa escandalosa o espantosa, o cosa de agüero”.

La ebriedad en Tamoanchan: Cuextécatl, Tares Upeme y Tezcatlipoca