De acuerdo con las ideas de las corrientes mecanicistas y circulacionistas, las ciudades debían adaptarse a la fluidez del aire y del agua con el fin de prevenir y curar las enfermedades.
El arribo de extranjeros a la zona de los lagos del Anáhuac y los miles de indígenas que se les unieron provocaron el rompimiento del orden socio-económico establecido.
La escena es una imagen de guerra: tres dioses dibujados a línea y sin color contrastan con el pigmento rojo intenso del fondo, que recuerda la sangre.
El concepto de ixiptlah es fundamental para la cultura y la religión mexicas. Los dioses se “encarnan” en esos representantes, quienes eran vestidos y tratados como el dios, para luego ser sacrificados.